Cuarentena

Esta temporada inició en aquel diciembre cuando el “virus” que se había metido en mi mente vino a elegir sobre mi vida.

Me alcanzó a picar un poquito pero mi alma y cuerpo se levantaron para resistir. Resistieron porque en mi fe supongo que todavía hay un plan todavía para mí, o porque simplemente sé que soy fuerte. Los demonios del mundo quieren acabar con mi espíritu. No entiendo por qué me atacan a través de la propia bendición que Dios me dio: mi mente, pero también sé que Él me ha dotado de todo lo que necesito para salir adelante, Él, yo y las personas que amo.

Hace 3 o 4 días, ya no recuerdo, las sombras vinieron a querer volver a decidir sobre mí, pero sé que las oraciones y el amor de quienes me aman me protegieron esa noche. Mesh, el gato que está hospedado en casa de mi papi, esa noche maulló como si hubiera mucha oscuridad alrededor de mí.

Ya no quiero más, pensé, mi mente lucha cada día para vencer; al igual que la tierra, el “virus” que solo quiere robar lo bueno de mi vida, también quiere robarse la vida en el planeta. Hoy necesito abrir mis ojos y entender que solo en Él está mi esperanza, que solo en Él mi espíritu vuelve a recobrar vida, que el Ser Superior guía mi vida, y que solo al hablar las cosas salen a la luz.

Yo quiero ser sana, necesito ser sana porque mi mente me confunde y necesito saber qué es la realidad. He destruido tanto pero tanto, que lo único que quiero es que la Wendy que solía ser; aquellas partes de mí que me gustan, vuelvan a levantarse. Quiero poder ganar esta lucha interna, así como todos están en cuarentena para cuidarse, también este aislamiento me dicta que debo de quedarme aquí en silencio y dejar que sea Él quien sane mi espíritu.

Quiero ayudar pero sin poder ayudarme a mí misma, ¿cómo lo haría? Necesito de Dios, de verdad lo necesito, cada segundo de mi vida, cada momento de mi vida.